De niña, quién lo diría... he sido una niña bastante tímida.
Recuerdo como cuando iba de visita con mis padres a algún sitio ni siquiera me atrevía a coger nada de lo que me ofrecían, me recuerdo también en las bodas llorando cuando los recién casados pretendían sentarme en la mesa de los niños... ¡yo quería sentarme entre mi padre y mi madre!.
¡Cómo madura uno y como va evolucionando nuestro carácter y forma de ser con el paso de los años!.
Otra de las cosas que he aprendido con el paso de los años es a no callarme algo que siento y que me "duele" no decir. Me siento tan bien cuando le digo a alguien que quiero lo que pienso, aunque no sea "bueno" me lo he apuntado también en mi lista de imprescindibles.
Probadlo y me contáis.
Os lo recomiendo :)
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